La terapia que convertiría a niños autistas en adultos integrados

11.10.2020

Los niños autistas pueden ser abrumadores. Sufren porque quieren comunicarse, pero nadie los entiende.

Los gritos y las crisis eran comunes cuando Gioele Merloni quería comer sólo chocolate y McNuggets de la caja.

"Vomitaba todo lo demás", cuenta su madre, Maria Giulia Merloni. "Las crisis duraron un año. Cenar fuera era imposible porque empezaba a gritar. No socializaba ni hablaba, sólo señalaba objetos y gritaba". 

Aquí, ayudamos a los niños a adquirir habilidades que luego practicarán y aplicarán en diferentes circunstancias 

El punto de inflexión llegó cuando Gioele fue incluido en un proyecto piloto de terapia intensiva temprana para niños con autismo del grupo Arcobaleno, parte de la Fundación OTAF de Sorengo, en Suiza.

Los juegos y ejercicios del programa están diseñados para romper los patrones de comportamiento "incorrectos" que aún no se han completamente instalado, y para construir otros nuevos que ayuden a estos niños a comunicarse con el mundo.

"Cuanto más pequeña es la casa, menos ladrillos hay; más fácil es derribarla y reconstruir una más segura", apunta Verónica Mantagazza, líder del equipo de Arcobaleno, mientras que, en el fondo de la habitación, un niño autista de cuatro años se divierte con un juego de cartas acompañado por un educador especial. Está aprendiendo que cada objeto en las cartas tiene un nombre, y recibe elogios cuando junta dos iguales. 

Gioele, de cinco años de edad, también pasó pacientemente por esta fase. Mes tras mes, aprendió a hablar, a construir relaciones con el mundo exterior y a jugar con otros niños. "Esto era impensable hace tres años", dice su madre. Dos años de terapia intensiva cambiaron su vida.

"Ahora soy mucho más optimista, sostiene. Creo que va a poder trabajar y tener una vida independiente cuando crezca. Sin la terapia temprana, esto habría sido imposible. Pasé incontables noches sin dormir; no podía soportar esa idea".

Hace diez años atrás, estos niños habrían sido tratados por condiciones diferentes, y enviados a escuelas especiales.

La situación cambió a medida de que los beneficios del tratamiento intensivo antes de los tres años comenzaron a ganar reconocimiento. El tratamiento precoz permite que los niños autistas asistan a escuelas "normales" y se integren mejor en la sociedad como adultos.

Dos años de terapia pueden costar hasta 150.000 francos suizos (148.000 dólares). Por ahora, los cinco proyectos piloto que se están llevando a cabo en el país están siendo financiados por la Oficina Federal de Seguridad Social (UFAS) suiza.

La idea es invertir ahora para ahorrar más tarde, ya que tratar a un adulto autista durante un período de 50 años puede costar hasta 15 millones de francos.

La UFAS está intentando evaluar si el tratamiento temprano puede favorecer la independencia a largo plazo, mejorando tanto los resultados escolares como las oportunidades laborales.

Por ahora, los resultados son alentadores.

"Es una experiencia muy positiva; dos tercios de los niños con el espectro que recibieron tratamiento temprano intensivo ahora pueden tener una escolaridad normal con ayuda de maestros para necesidades especiales", dice el profesor Gian Paolo Ramelli, jefe del departamento de Neurología Pediátrica del Hospital del Cantón de Bellinzona. "Hace 10 años, sólo el 20% era capaz de hacer eso". 

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